El hallazgo de los restos de un gato junto a los de un humano en una tumba de Chipre induce a creer que la relación entre el hombre y el gato es mucho más antigua de lo que se pensaba, remontándose al séptimo milenio a. C. Antes de ese descubrimiento se creía que eran los egipcios quienes habían comenzado a domesticarlos durante la época de los faraones, en el tercer milenio a. C.
Los antiguos egipcios los domesticaban como método eficaz para acabar con las ratas que entraban en sus graneros y proteger así sus cosechas. Por tanto, los gatos garantizaban el alimento durante todo el año. Admiraban su agilidad y su carácter dulce, misterioso y tranquilo, pero también su habilidad para matar alimañas, y especialmente las peligrosas cobras y los escorpiones. Más adelante se emplearon en las actividades de caza, sobre todo de aves, sustituyendo al perro en estas labores. Pronto les resultaron tan valiosos que llegaron a ser sagrados y adorados en todo Egipto.
En el Libro Sagrado de los Muertos, los faraones asimilaban el gato al dios Ra. En el capítulo XVII, el dios dice: "Yo soy el gato cerca del cual se abrió el árbol Iched en Heliópolis la noche en que fueron destrozados los enemigos del Señor del Universo".
La primera diosa gata de la que se tiene conocimiento es Madfet, que aparece matando una serpiente con sus garras. Una de las más famosas fue Bastet, también llamada Bast, a veces representada con cuerpo de mujer. Simboliza la fertilidad y la maternidad. Protegía, por tanto, a las mujeres, pero también a los niños, a la familia en general y a los gatos domésticos. Se encargaba de mantener alejadas las enfermedades y los malos espíritus; era la diosa del amanecer, de la música, la danza, el placer y la felicidad. A veces se la representaba con un instrumento musical, porque se creía que la diosa disfrutaba viendo a los mortales tocando y bailando en su honor y expresando la alegría de vivir.
Bastet defendió al dios sol Ra, del que según algunas versiones era hija y esposa, contra los ataques de la serpiente Apofis, deidad del mal. Tuvo su propio templo en Bubastis, un lugar al que decenas de millares de egipcios acudían a rendirle culto. Los sacerdotes elegían un gato al que adoraban como si fuera la encarnación de la propia diosa. Una vez al año, en torno al 31 de octubre, se celebraba el festival de Bastet. Era una gran multitud la que peregrinaba entonces. Al atardecer una procesión transportaba la imagen de la diosa a la luz de las antorchas en una barca adornada con guirnaldas de flores. Había oraciones acompañadas de música e incienso, y después, cuando se llegaba a tierra, la gente cantaba, bebía vino y se entregaba al desenfreno de una fiesta que duraba hasta el amanecer.
Su oponente era la diosa Sekhmet, con cabeza de león. Representaba la fuerza destructiva, y por tanto era la diosa de la guerra y de las plagas. Pero Ra consiguió domesticarla, se supone que emborrachándola, de modo que finalmente se convirtió en una poderosa protectora de los humanos. Las dos diosas juntas simbolizaban el equilibrio de las fuerzas de la naturaleza, pero Bastet, aunque habitualmente pacífica, era impredecible, y cuando se enojaba podía llegar a ser tan feroz como Sekhmet.
El culto a Bastet se prohibió finalmente por decreto imperial hacia el año 390 a. C. El gato siguió siendo un animal de compañía, pero ya no se le adoraba en los templos.
Los gatos, a los que los egipcios daban el onomatopéyico nombre de Miw o Mau, se convirtieron en mascotas queridas y apreciadas a partir del reinado de Tutmosis III. Aparecen entonces situados junto a sus amos, especialmente bajo el asiento que ocupa la mujer, como pretendiendo enfatizar la femineidad. Los objetos de uso cotidiano comenzaron a ser adornados con estos animales: brazaletes, pendientes amuletos para collares. Las mujeres se maquillaban mientras se contemplaban en espejos de mangos decorados con gatos, y los tarros del maquillaje llevaban con frecuencia la misma ornamentación.
Se hacían numerosas estatuillas de bronce, la mayoría de ellas destinadas a santuarios o bien con propósitos funerarios. El primer hallazgo de una figura de gato apareció en la tumba de Ti en Saqqara. Data del 2563 a. C. Y el primer nombre de un gato del que se guarda registro, Bouhaki, fue tallado en la tumba de Hana, en la necrópolis de Tebas
Su popularidad fue en aumento entre todas las clases sociales. Para los pobres era también tan importante que en tiempos de hambruna preferían morir antes que comer un gato. Muchos padres egipcios daban a sus hijos nombre de felino, especialmente a las niñas, de ahí que muchas se llamaran Mit o Miut. Eran tan queridos que la gente los cuidaba como si de sus propios niños se trataba, y cuando uno moría todos en la casa guardaban luto riguroso durante 70 días y se afeitaban las cejas en señal de duelo. Como animales reverenciados, eran momificados después de muertos, igual que un ser humano. Las familias más acaudaladas colocaban sobre la cabeza de la momia una máscara de bronce que representaba al animal fallecido y lo introducían en un sarcófago. Luego lo conducían al cementerio entre un cortejo de parientes y amigos que lloraban desconsoladamente y se rasgaban las vestiduras. A veces incluso contrataban plañideras que echaban tierra sobre sus cabellos y arremangaban sus túnicas dejando el pecho al aire para demostrar su dolor. Los más poderosos se hacían representar en su propia sepultura acompañados de su gato favorito.
La estima por los gatos tuvo su reflejo en la ley: matar a uno de ellos estaba castigado con pena de muerte, y ni el propio faraón podía indultar al criminal. También había leyes que prohibían su exportación. Los mercaderes fenicios con frecuencia hacían contrabando de gatos y los vendían en países mediterráneos. Los egipcios llegaron a enviar ejércitos a tierras extranjeras para recuperarlos.
Se cuenta que en una ocasión los egipcios se rindieron a los persas a causa de los gatos. Un general persa, conocedor del gran amor y reverencia con el que el enemigo trataba a sus gatos, ordenó a sus soldados que capturaran la mayor cantidad posible. Cuando tuvieron suficientes se presentaron de nuevo para el combate utilizando a los gatos como escudos. Los egipcios se horrorizaron al ver a los animales sobre el campo de batalla. Antes que arriesgarse a lastimarlos, prefirieron rendir la ciudad de Pelusium.
Otro ejemplo del trato especial que daban a sus gatos nos lo proporciona Herodoto cuando relata que "al declararse un incendio, es sorprendente lo que sucede. La gente se mantiene a cierta distancia cuidando a los gatos y sin preocuparse de apagar el fuego”.
Una gata célebre fue la del príncipe Tutmosis, hijo de Amenhotep III. Tamit fue momificada con los más altos honores y en su sarcófago se grabaron los dioses Isis, Neftis y los cuatro hijos de Horus. El sarcófago se encuentra actualmente en el Museo de El Cairo.
Sin embargo, los gatos que vivían en los templos no gozaban de la misma suerte. Cada templo poseía los suyos, todos bajo el cuidado del Guardián de los Gatos, un puesto muy importante y que se transmitía de padres a hijos. Los animales vivían en jaulas de madera hasta que les llegaba el momento de ser sacrificados. Un examen de 55 gatos momificados demostró que varios de ellos tenían el cuello roto, lo que parece indicar que, pese a estar tan protegidos por la ley, los sacerdotes del templo podrían matarlos y utilizarlos luego como ofrendas a Bast.
Que no lea esto mi gata o se le subirán los humos más todavía jejejeje.
ResponderEliminarNo me extraña que los egipcios adorasen a los gatos, debieron darse cuenta de que no se los puede doblegar. En la casa que hay un gato manda el gato.
Ya dicen que el perro tiene amo, en cambio el gato es el amo. Y es bien cierto.
Yo he tenido gatos más nunca he querido perros por más qué... Y en mi casa el amo era yo y no los gatos. Pero sabiendo lo que sé muy bien de ellos no te quito la razón, en mi caso nunca los deje...
EliminarSi..jajajaja el mundo gira entorno a ellos los gatos siempre seran los que mandan!
EliminarEn mi casa mandan las dos gatas y son tan generosas que nos permiten vivir aquí...
EliminarSí, es verdad, madame,son muy independientes en realidad. Nada que ver con el perro, desde luego.
ResponderEliminarBuenas noches
bisous
Conocía la pasión de los ecipcios por los gatos, aunque no con esta profundidad, he disfrutado con tantos datos nuevos.
ResponderEliminarBuenas noches, Madame
Bisous
Muchas gracias, madame.
ResponderEliminarBuenas noches también para usted.
Bisous
Es que los sacerdotes siempre han tenido bula para casi todas las villanías...
ResponderEliminarCurioso tema el de hoy, Madame :-)
Lo he disfrutado como merece. Os beso amablemente.
Muchas gracias, madame Ana.
ResponderEliminarQue disfrute de su fin de semana.
Bisous
Adoro la mitologia. Y esta entrada me ha encantado. Ya sabia yo algo sobre la adoración de los gatos. Lo que no sabía esra lo de lo de los templos. Hay que ver cuando crueldad yace en el fondo del alma del hombre.
ResponderEliminarBisous Madame y buen finde
Ya ve qué distintas son las dos caras de la misma moneda. A veces los pobres eran ofrendas a la diosa.
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
Estoy segura que Miss Lizzie estara encantada con su entrada y de la popularidad que gozaban sus congeneres en la antiguedad; y que el viejo Sirio que se fue hace poco, te habra iluminado con su luz (cosa curiosa, que puedas ver su estrella y nosotros aqui no...) mientras escribias.
ResponderEliminarTambien Lizzie te habra alentado sin duda alguna, pues si algo he aprendido de estos niños de cuatro patas es que si realmente quieren estar a tu lado, no se como lo hacen, pero lo estan aun a cientos de km. de distancia. Y los sientes a tu lado como si los tocaras.
Un miau y un beso de morro de agradecimiento de Liz!
Eran buenos tiempos para los gatos. Luego llegaron otros peores durante la edad media. Pero los gatos egipcios fueron afortunados.
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous (también para Miss Lizzie)
Dios!!! no podia encontrarme con algo mejor, con lo que me gusta a mi la historia!!!!!!!
ResponderEliminarHola Dame Masquèe!! Sabía algo de la mitología y los gatos, pero este post me resultó muy interesante y esclarecedor. Muy bueno Madame.
ResponderEliminarFeliz fin de semana!!
Bisousssssss
llotengo un gata
EliminarSi, los gastos eran muy venerados antes. Pero a mi no me gustan, jajaja son muy celosos, independientes y pueden darte la espalda cuando se les antoja. Aunque no hay nada más tierno que un gatito de días!!!! (es cosa que me muestren uno, y listo, lo adopto y hasta ahí no más llega mis críticas).
ResponderEliminarBesos!! Buen artículo!!
Como nuestros queridos políticos, los sacerdotes de Egipto formaban castas que estaban por encima de la ley.
ResponderEliminarNo soy yo quien debe defender los gatos. De los pocos animales conectados con el cosmos. Bueno, también los hay que no tanto. De los tres que tengo, uno seguro que es sagrado, los otros, pobrecillos, no.
No sabía que un gato pudiera atacar a una cobra. Me parece extraordinario, como tampoco sabía muchas de las cosas que usted afirma, por eso siempre sonrío al acabar sus post. ¡Más!
No es el gato mi animal amigo, a pesar de que en mi infancia vi cómo mi abuelo tenía gatos en la casa de campo; éstos se ocupaban de mantener sin ratones el granero o limpios de culebras el gallinero, pero de la utilidad campesina al animal de compañía media un abismo. Por otra parte, me parece curioso lo del enterramiento con el gato. Tiene el hombre tanta ansia de eternidad, que le parece que llevando a la tumba las cosas queridas éstas le acompañarán en el para siempre.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Madame.
que tal..! pasaba a saludarte
ResponderEliminary a invitarte a pasar por mi blog..
he subido un texto nuevo..
te dejo un fuerte abrazo!!!
Un animal elegante y silencioso, enigmático siempre, con esa aureola de misterio e independencia que ha inspirado a grandes artistas y escritores (El gato negro, de Poe; algunos relatos de Cortázar).
ResponderEliminarSe mentaban buenas juergas los egipcios. Jejeje.
Un saludo.
También los animales tienen su historia. El gato y el ratón están ahí, en nuestro pasado más remoto.
ResponderEliminarSaludos y gracias por su espléndido artículo.
Miauu. Me ha parecido una entrada muy interesante. Nuestra relación con los animales ha sido cambiante a lo largo de la Historia. Ahora somos más de la religión del perro (como mayoritaria), y voy entendiendo y sintiendo lo que se puede llegar a querer a un animalito.
ResponderEliminar¿Les metía Cleopatra dentro de sus baños de leche de burra?
Preciosas también las ilustraciones.
Un beso y gracias, Dame, por otra bella entrada.
Muchas gracias, madame Navicore.
ResponderEliminarFeliz sabado
Bisous
Muchas gracias, madame Gabriela. Resulta curiosa la importancia que llegaron a tener los gatos. Quién los ha visto y quién los ve!
ResponderEliminarFeliz sabado
Bisous
Casi parece estar usted describiendo a un humano, madame Eileen.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Feliz sabado
Bisous
Monsieur Igor, qué desconcertante es usted. Me pregunto por qué solo considera sagrado uno de sus gatos!
ResponderEliminarGracias, monsieur
Feliz sabado
Bisous
Recuerdo, monsieur Francisco, que algo me había comentado una vez acerca de los gatos. Por eso debe de ser que el gatito mascota del blog pone esa cara cada vez que entra usted!
ResponderEliminarFeliz sabado
Bisous
Gracias, monsieur Allek
ResponderEliminarFeliz sabado
Bisous
Monsieur Cayetano, inquietante relato el de Poe, sin duda uno de los mejores que escribió. Al parecer le inspiraban los gatos!
ResponderEliminarFeliz sabado
Bisous
Y tan remoto, monsieur.Mucho más remoto de lo que se pensaba hasta hace poco. Da escalofríos pensar en la fecha en la que hombre y gato pudieron comenzar a convivir.
ResponderEliminarFeliz sabado
Bisous
No creo que Cleopatra se los llevase consigo al baño, monsieur. A fin de cuentas en sus tiempos ya no eran sagrados ni gozaban de tales distinciones. Aunque quién sabe!
ResponderEliminarMuchas gracias, monsieur, y feliz sábado.
Bisous
Sabía que los egipcios tenían predilección por los gatos, pero no tanto.
ResponderEliminarMenos mal que los gatos no saben leer y no van a enterarse de lo que ustad pone en esta entrada.
Buen fin de semana, madame
Pues ya ve. Yo tengo dos por falta de uno. De gatos digo.
ResponderEliminarY asombrado me he quedado con que prefirieron rendir la ciudad de Pelusium antes que lastimar los gatoescudo.
No sera una leyenda urbana y rara de la historia. Porque me parece inconcebible.
Si supieran que hay paises que se los comen. Bueno mientras escribo esto recuerdo que mi abuela me decía que no quedaba ningun gato en la calle en los años de la guerra civil española. No hay que irse tan lejos...
Feliz sabado.
Hola Madame:
ResponderEliminarSabía del gusto de los egipcios por el gato, pero hasta que punto.
A moi también me gustan los gatos. Soy alérgico, por eso no puedo tener ninguno.
También me gustan los grandes gatos, sobretodo el guepardo o sheeta como prefiero llamarle.
Madfet, con esas orejas parece mas bien conejo.
Saludos Madame
Hola Madame
ResponderEliminarConocía el amor que sentían los antiguos egipcios por los gatos, lo que desconocía el grado de su amor. Parecer ser que era realmente alto.
Muy astutos los persas con esa estrategema felina. Se puede conseguir una victoria sin apenas víctimas. Muy interesante, aunque en la actualidad dudo que pudiera llevarse a cabo. Una pena.
Feliz tarde, Madame.
Bisous.
Madame sabe usted, cada dia me maravilla mas sin duda mi amiga hermosa, en cuento a los gatos madame, tenia ciertas nociones del porque eran tan estimados, pero esta entrada ahora si me ha dado un concepto claro del porque de su veneración por parte de una cultura como la egipcia.
ResponderEliminarLe envio un abrazo madame y quedo a sus pies
No se fíe usted, monsieur Antorelo. A veces da la impresión de que se enteran de todo igualmente! :)
ResponderEliminarBuenas noches, monsieur
Bisous
Supongo, monsieur Lorenzo, que lo de los gatos era para los egipcios como las vacas para los hindues, que aunque se mueran de hambre ni las prueban.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Monsieur, los felinos que usted menciona son hermosos, pero imponen bastante respeto. Yo no intentaría domesticarlos :)
ResponderEliminarBuenas noches, monsieur Manuel.
Bisous
Madame, yo tampoco creo que funcionara. Parece que ya no queda nada sagrado.
ResponderEliminarMire que eran desmedidos con sus gatos!
Buenas noches
bisous
A veces, monsieur, el ser humano se empeña en no conocer limite. Y ni aun con tanto amor podemos despojarnos de la crueldad que nos caracteriza.
ResponderEliminarBuenas noches
bisous
Preciosa entrada, madame.
ResponderEliminarTan apreciada era Bastet por el dio Ra que era la única diosa que conocía el nombre secreto de este. Su carácter dulce y festivo se unía, sin embargo, con un afán por la sangre, asociada a la fiesta y el sacrificio.
Feliz noche.
Estaba acabando de leer su gatuno artículo cuando me pareció ver a la izquierda, en su blog, un lindo gatito, o gatita. Vamos, de lo más oportuna la visión. Y éste de su blog tiene la suerte de estar bajo su protección, sin que haya sacerdote o rey (Jacobo I, el Estuardo del que nos hablo hace poco, creo recordar que emprendió una matanza de gatos negros) que le vayan a causar mal. Beso su mano.
ResponderEliminarMagnífica entrada, Madame.
ResponderEliminarEs de las que más me han gustado, de todas las que le he leído.
Imaginar la imagen de los egipcios rindiéndose ante los persas, para preservar la vida de los rehenes felinos, me ha sobrecogido.
¿Habrá en la historia una batalla ganada más fácilmente?
Bisous.
Ohh uno de mis animales favoritos, creo que yo hubiece hecho lo mismo que los egipcios, hehe... Hace algun tiempo mi hermano me comento que habia leido no recuerdo que comedia o algo asi en la que decia.-
ResponderEliminar"El perro dice.- Estas personas me cuidan, me alimentan y me quieren, denen ser Dioses. Ahora el gato.- Estas personas me cuidan, me alimentan, y estan a mi servicio siempre.. Debo ser un Dios"..
Lo que me llamo mas la atencion, fue que un gato, mataria a una serpiente como la cobra..
Me despido Madame, Buen dia.
gracias, madame Negrevernis. Los dioses eran frecuentemente monedas con dos caras, y por amables que fueran, tenían algo de temibles.
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
jiji, monsieur, mi gatito está un poco mosqueado con el final del artículo. Con el carácter que tiene!
ResponderEliminarEn la edad media lamentablemente la suerte de los gatos no fue la misma. No me atrevo a escribir un artículo al respecto con mi mascota por aquí.
Feliz domingo
Bisous
Muchas gracias, monsieur Perikiyo. Una tiende a pensar que cosas como esa son leyenda, pero teniendo en cuenta lo exagerados que eran los egipcios en su protección a los gatos, supongo que no fue tan dificil que a alguien se le ocurriera la idea, aunque fuera para enfurecerlos y desconcertarlos.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
Estupenda historia la que nos cuenta, monsieur Hugo. Resume perfectamente la diferencia entre perros y gatos :)
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
Que divertida entrada, madame, recreando la importancia de la raza felina en el Egipto de los faraones; ellos, tan dados a asociar a los dioses con animales, tenían un culto muy especial por los gatos y la dios Bastet, del cual hoy sé mucho más, gracias a esta divertida entrada. Un cordialísimo saludo.
ResponderEliminarEl gato es un animal muy intuitivo, a parte de librar a los egipcios de los roedores no es estraño que lo deidificaran... si debo tener un animal en mi casa, prefiero tener un perro.
ResponderEliminarUn saludo
ME UNO AL HOMENAJE A LA GATITA DE MADAME SOTELO FADERLAND.
ResponderEliminarPARA MI POBRE ENTENDER EL GATO ES EL ANIMAL MAS MISTERIOSO DE LA NATURALEZA, SALUDOS MADAME
Y tan especial, monsieur Paco. Mire que eran desmedidos los antiguos egipcios.
ResponderEliminarMuchas gracias y feliz tarde
Bisous
No sé, madame. Las casas se me antojan jaulas para los perros. A menos que sean muy grandes, y cada vez las hacen más pequeñas.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Sí que lo es, madame. Probablemente nunca terminaremos de entenderlo.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
quiero leer mas sobre el libro de los muertos y sobre ang y isis
ResponderEliminarOsea sí, pero ¿por qué precisamente creían Dioses a los gatos? ¿Qué fue lo que ocasionó que ellos pensaran así?
ResponderEliminarLos egipcios solían divinizar a los animales. Los gatos no fueron ninguna excepción; tienen dioses cocodrilo, perro, toro, serpiente, halcón... hasta escarabajos, de los que también hablamos aquí en su momento. Ellos consideraban las cualidades y beneficios que obtenían de cada animal, y también lo negativo. De los gatos, como se menciona en el texto, "Admiraban su agilidad y su carácter dulce, misterioso y tranquilo, pero también su habilidad para matar alimañas, y especialmente las peligrosas cobras y los escorpiones". Por eso tenían la dualidad Bastet-Sekhmet.
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
Me gusta su blog , Madame, y esta entrada me encanto! soy apasionada de los gatos y el antiguo Egipto, y sabia algo pero no con la profundidad con la que abordo el tema . Felicitaciones .
ResponderEliminarMuchas gracias, madame. Bienvenida!
EliminarBuenas noches
Bisous
esta muy bien esa muy información pero lo que no me ha gustado era lo que le hacían a lo pobres gatos "en eso de matar a uno por ser castigado a pena de muerte era muy crueles algunos " y eso de los egipcios deberían de haber tenido mucho aprecio hacia los gatos" yo soy más bien de perros peroa también me gusyan los animales y los gatos son mi 2 anima favorito despés de le perro
ResponderEliminar¿es verdad que cleopatra tenía un perro y un gato y cleopatra estaba durmiendo y el gato le quería robar el collar y el perro salvó el collar no quiero que me tomeis por loca pero es que veo muchas pelis ji ji please constestarme
ResponderEliminarPues seguramente es leyenda, como tantas cosas relacionadas con Cleopatra. Pero las leyendas también merece la pena conocerlas y conservarlas.
EliminarGracias, madame.
Feliz tarde.
Bisous